lunes, 6 de abril de 2015

UN SUEÑO, de esos que acojonan



Caminando a casa con la mochila a cuesta, a mi atrás iba un pequeño joven flaco y de piel trigueña. Yo avanzaba sin prestarle mucha importancia, luego de cierta distancia veo que seguía detrás mío pero no le dí importancia hasta caminar otro tramo regular. Me asusté un poco y decidí caminar más rápido hacia otra dirección y este me seguía con la misma rapidez del que me escapaba.
Entré a una peluquería que estaba vacía, me siguió y me cogió de la mochila intentando quitármela, en pleno forcejeo me percaté que tenía una moneda en la mano, se la mostré y le dije que era lo único que tenía, milagrosamente se calmó, cogió el dinero y me agradeció diciendo:
- Gracias, solo necesitaba el dinero para mi pasaje.
- Vale, pero me hubieras pedido desde un inicio y nos ahorrábamos todo este asunto...
- Disculpa, no sabía cómo decirte - dijo esto con rostro acongojado.
Seguimos en una pequeña conversación a lo que le manifesté mi tranquilidad por no ser un bandolero de esos que abundan en las esquinas y que era un buen chico, luego me pregunto:
- ¿En sí crees que sea un buen chico?
- ¡Pero claro que sí! Vamos, no buscas hacer daño a nadie. Eso es bueno y por ello no eres una mala persona.
Seguimos hablando referente a ello hasta que me hizo una pregunta que me dejó un nudo en la garganta:
- ¿En verdad crees que sea un buen chico como para que mi papá me venga a visitar?
Pude notar su rostro acongojado que me decía que extrañaba la presencia de su padre, lo que me dio mucha pena y me dejó helado sin poder decir nada. Fue un golpe sentimental muy fuerte.
Pensé rápido y busqué las palabras más adecuadas en ese momento desgarrador y solo atiné a darle ánimos:
- ¡Por supuesto! Claro que eres un buen chico y tu padre irá a verte cuando menos lo pienses. Él sabe que eres una persona de bien y en cuanto pueda irá a por ti, solo que quizá esté ocupado con las cosas del trabajo y tal, pero ten por seguro que irá a verte.
El chico sonrió y se fue dejándome una mejor sensación por haberle hecho sentir bien a lo que me desperté inmediatamente asustado por este sueño raro que me dejó pensativo todo el día y finalmente dije:
- ¡Joder! Que sueño para más raro.